La noche.
—Corre no mires atrás, sígueme yo os guiaré hasta la entrada
al refugio.
Helen y Sabrina seguían asustadas a ese hombre,
armado hasta las cejas, alto, de unos treinta años, al poco lo que parecía la
entrada a un edificio en su día gigantesco apareció ante sus ojos. En la
entrada había varios hombres armados tras un montón de sacos de arena y una
mujer madura de unos 50 años con un brazalete azul, igual que llevaba el hombre
que las guiaba.
—Vamos ya estamos, aquí estaremos
seguros.
Saludaron a la oficial de la puerta Elvira.
—¿dónde las has encontrado?<<Preguntó
la mujer>>
—Estaban deambulando sin rumbo por la
calle buscando comida, al parecer estaban escondidas en una casa desde la invasión.
Habían llegado por sorpresa, nadie tuvo
tiempo a reaccionar, a pesar de los sofisticados sistemas satélites para
vigilar el espacio exterior, la primera oleada de naves empezaron a atacar las
bases militares, centrales nucleares, aeropuertos ferrocarriles. etc. No habían
dejado nada de la civilización de los hombres, lo peor ocurría cuando por la
noche bajaban a tierra y empezaban su festín. Hacía falta algo más que balas
para derribar a una de aquellas criaturas….
No hay comentarios:
Publicar un comentario